sábado, 16 de abril de 2011

Resultado póstumo de un reinicio imprevisto


No me gusta cómo quemaba el sol de ayer. Ni la seguridad que gastas. Tampoco la confianza a la hora de pensar que seremos amigos. Sin amor, sin sexo. No, no me gusta. No paraban de mirarnos mientras tomábamos el café. Y yo sólo deseaba que mis latidos los ahuyentaran, a todos. Que no fueran capaces de escuchar otra cosa. O sí, que lo escucharan todo. Tu mala forma de hacer las cosas. Tu cobardía. Todos esos meses que mendigué en los rincones de la cama. No me gusta la noche sin tu olor. Tener otro en la piel porque ya no estás. Me gusta. Detesto olvidar tu gesto entre gemidos y sudor. Perder todos esos kilos entre embestidas y risas. No me gusta tener que controlar ahora para no llorar después. Aunque lo haga. Tampoco tu plan. Ese plan tan maravilloso gracias al cual te he perdido. No me gusta cómo quemaba el sol ayer. Ni el no haberte mirado a los ojos. No. No me gustó la canción que sonaba cuando me dijiste adiós.

1 comentario:

  1. El sol siempre quema aunque no deje herida...
    nadie podría haberlo contado mejor,
    y esa canción qué no te gusta, será la mejor manera de no olvidar...
    un abrazo fuerte, es un placer leerte.

    ResponderEliminar