jueves, 28 de abril de 2011

Tardes de sueño y espera


Me duelen los labios de querer gastarte la boca, el cuello de tus impulsos y el sexo de no poder evitarlo. Las agujetas reviven día tras día sometidas a las posturas imposibles de tu afición. Y mi cuerpo se descubre, amoratado, esperando más. ¿Dónde muere esta tortura?

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